martes, julio 12

trebolito de cuatro hojas

Anoché soñé otra vez con aviones. Estoy mirando al cielo y los veo pasar. Y los veo estrellarse contra el suelo. Pum. Otra vez.
Tengo un par de miedos en el baúl, pero el miedo a volar no está entre ellos. Así que no sé por qué esa imagen del avión cayendo se repite desde que era niña en mi subconsciente.
La Pao piensa que puede ser una manifestación de una vida anterior. Tal vez morí en un accidente aéreo!
Yo encuentro muy interesante en el hinduismo la idea cohesionadora de que todo -todo- es dios. Pero, no. No soy hinduista. No creo en la reencarnación. Y como vaquitas.

En el colegio, cuando había reunión de profesores y nos dejaban solas, la Pelu arrancaba una hoja de cuaderno y con el lapicero azul empezaba a escribir: A B C ... sí, no, chau.
Y todas dejaban de conversar para sentarse en el suelo alrededor de esa ouija de papel.
Y la moneda se movía siempre. Menos cuando yo le ponía el escéptico dedito. Entonces, la pinche monedita se quedaba ahí, estática.
Seguramente funciona, la ouija. De todos modos, no me interesa comunicarme con espíritus. Y a ellos tampoco les interesa comunicarse conmigo. Le tengo cero onda al ocultismo, además.

Un día la Pao me pide que la acompañe a la casa de Lorena. ¿Quién? Bueno, vamos.
Lorena era una joven muy simpática, tenía un depa muy lindo, una nena pequeña hermosa, y un montón de cuadritos de santos y cristos en la pared.
Yo saludé y acompañé a Pao al cuartito. Lorena me observaba desde su viejo sillón de cuero con esos ojos grandes y perturbadores (una mirada que me hacía recordar a la psicóloga, la que provocó mi eterno e irreparable desprecio hacia todos los psicólogos del mundo).
Me dijo esto, me dijo aquéllo. Lorena hablaba y hablaba. La mitad de las cosas que dijo eran ciertas. Cosas que yo no sabía porque aún no habían ocurrido o porque simplemente las ignoraba. No volví más a verla. Tampoco extraño su clarividencia.
La parapsicología no es algo que me entusiasme demasiado.

Yo soy Libra.
Y un día le dije a la Pao que no me interesa ver mi horóscopo, que me llega que digan que los libra aman la justicia (alguien ama la injusticia?), que somos diplomáticos (yo considero que un poquito de urbanidad es buena), que somos elegantes (eh? acá más vale poner un link a mi webcam) y que somos super sociables (sin comentarios).
Pues me salió con un rollo rarísimo sobre mi ascendente, los planetas y otros polvos cósmicos, y me hizo entrar a un sitio donde podría sacar mi carta astral gratis online.
A mí me cuesta asimilar eso de que la posición de los astros en el momento de mi nacimiento definan los principales aspectos de mi personalidad, los principales eventos de mi vida, hasta la forma de mi cara (!¡)
Así que esto de la astrología, como dicen por acá, me lo tomo con soda.

No tengo cábalas. No tengo amuletos. Ni religión.
Creo que prefiero tirar los dados no más.
Y esperar que el avión deje de estrellarse.

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Lo dijo Scavenger Bride y le dejaron 5 Comentario(s)

Comentarios:
O sea el azar ...

Recuerdo un mini-ensayo de una chica ... Rosa María Maldonadpo, si no me equivoco-arequipeña escriebiendo en una revista-folleto- en un glorioso ensayo sobre el azar... Qué pérdida en una de las mudanzas; sin emabrgo guardo las imágenes...

Desde que eras una colegiala, ¿ya tenías ese humor/ daga con el que cortas el tiempo y lo haces pedacitos?

Salutes Scavenger Bride...
 
en el cole, el tiempo lo cortaba con tijeritas rosadas de punta roma.
-estoy groggy-
saluditos, vir.
 
Bride,

En mi familia (y en México más bien) la magia está en todos lados. El remedio de yerbas, el mal de ojo, las limpias, las vibras, los espíritus del pasado, las estrellas, los horóscopos, etc. etc. "Tal vez por eso es fácil inventarme mundos fantásticos desde atrás de los ojos", digo al tiempo que hago cara de travesura.

Antes cuestionaba mucho las creencias (estuve en escuela de monjas 9 años) y ahora entiendo que todo está ahí afuera, como también está el dios de los católicos y la nada de los escépticos.
El mundo tiene espacio para eso y más, a pesar de todo.

Besosfantásticos
 
orale tenía un rato que no leía un nuevo blog que me enganchará disfrutando una curiosa narrativa, fluída sobretodo...saludos chilangos...

ah pues me trajo hasta quien un link de la esperanza, ahora entiendo!
 
Los aviones no pueden volar, pero ellos no lo saben, no lo saben... (Amaral)
Puede que el avión seas tú y el suelo la realidad, pero yo no tengo ni idea de la cuestión onírico-psicológica. Sin embargo, algo queda claro: tú no viajas en esos aviones. Y que sea así.
 
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