lunes, agosto 1
Gumble Gumble
El hombre de dos cabezas tuvo una nena. Una hermosa criatura de ojos redondos.
"Se llamará como ella quiera", dijo la cabeza izquierda.
"De acuerdo", asintió la derecha.
"Gumble gumble", dijo la nena.
"¿No es un poco...?", preguntó la cabeza derecha.
-Si así lo desea...
-¡Sea!
La llamaron por su segundo nombre de pila, costumbre común entre los hombres de dos cabezas.
"¡Gumble, ya está lista la comida!". La nena asomaba la cabeza entre las hojas secas del jardín de otoño: "¿Mulungu bidú?". "Sí, leche de crisálidascon una cucharadita de humo, como te gusta a vos. ¡Apurate que se enfría!". Los cuervos se miraban de reojo, no muy seguros de si aquello que asomaba era un gusano delicioso o un hongo que crecía veloz en tierra sombría. Cuando la cosa comenzaba a gatear, volaban asustados. ¡Qué ternura la criatura! Se deslizaba por el piso a toda velocidad hasta llegar a la cocina, con las rodillas un poco pegoteadas de barro, otro poco arañadas por los palitos del jardín. Gorgojeaba bajito mientras sorbía la leche.
Y así todos los días.
Finalmente, cuando cumplió dos años, a Gumble le crecieron las alas de mariposa. Se frotó los ojos, un poco encandilada con esos colores chillones, y se puso a llorar.
-Ya es hora -dijo una cabeza en un susurro que se apagaba.
-Ya es hora -afirmó la otra.
-No llores, bonita. Son tuyas, son para usar.
-"¿Bidú bum bum?", volvió a preguntar.
-Sí, mi linda, sí.
-Pero siempre podrás volver.
-Vamos, morocha, que el mundo te espera.
Gumble miró al hombre de dos cabezas por última vez y batió las alas rápidamente, sin volver a mirar para atrás. Cuando ya era una figura chiquitita en el cielo, se escucharon sus risitas: "Ji, ji, ji".
"Está todo en orden", dijo la cabeza derecha.
"Psi", dijo la izquierda.
Cuento tomado de la sección ¡Recreo! de La Nación Revista (la revista dominguera del diario argentino La Nación) publicado ayer, 31 de julio. Textos: Cristina Macjus. Arte: Mariano Enriquez.
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