martes, enero 31
se a vida é
Y llegué, al fin, a Rio.
Son algo más de las 6am (5am en Bs As, 3am en Lima) y el síndrome de abstinencia de internet me ha hecho saltar de la cama a esta hora.
Eso y los mosquitos (zancudos).
Estamos en un lugarcito muy pintoresco llamado Santa Teresa. Habíamos reservado lugar desde Bs As y estaremos aquí 4 días. O tal vez 5. Veremos.
Llegamos el domingo a eso de las 11:30am. Nos perdimos tratando de encontrar nuestro hospedaje (una suerte de bed&breakfast llamado Casa Aurea) y terminamos almorzando casi a las 3pm en un lugar muy simpaticón llamado Sobrenatural. Comida de mar. Recomendado por la Lonely Planet. Mis impulsos consumistas (y un taxi) me llevaron hasta una feria jipi -que solo está los sábados y domingos- en Ipanema en el preciso instante en que estaba por largarse una tormenta monstruosa. Por lo que apenas si pude ver un par de puestos antes que levantaran todo. Me compré un collarcito.
Llegamos el domingo, dije. Vinimos en bus desde la isla de Florianópolis (18 horas de viaje) donde tuvimos la poco feliz idea de lagartear en la praia de Barra da Lagoa, de arranque, todo el día. Al diablo con los consejos de mamá: tomar sol gradualmente, primer día solo un par de horas, siguiente día un par de horas más, y así.
Pensamos: bloqueador spf30 y una sombrilla deben ser sufi. No.
Las playas en Floripa son lindas. No espectaculares, pero lindas. Es bastante fácil moverse en micro dentro de la isla, por lo que se puede ir de una playa a la otra sin perderse. Nosotros nos quedamos dos noches en un mismo lugar, pero creo que lo óptimo -para futura referencia- sería pasar una noche en alguna de las playas y al día siguiente enrumbar a otra y hospedarse allá.
Al menos en Barra da Lagoa, hay muchas casas que se alquilan. No parece difícil conseguir alojamiento. No habíamos reservado nada.
De hecho, lo único que reservamos fue el hospedaje en Rio. Aunque faltan varios días para el carnaval (creo que empieza el 25 de febrero), no quisimos arriesgar. Rio es medio heavy. Nos dimos cuenta ayer, al llegar al terminal de ómnibus (Rodoviaria), una zona no muy turística. La seguridad es un tema aquí. Tanto, que estoy mentalizada no para preocuparme si me irán a robar, sino cuándo. Exagero. Pero tal vez no demasiado.
Update: martes 31 de enero
Sigue lloviendo en Rio.
Ayer, lunes, fuimos en subte (metrô; pasaje: R$2.20, aprox. US$1) al famoso estadio Maracaná (cosas que una tiene que aguantar, por amor) y a recorrer un poco el centro de Rio. Un poco no más. Librerías y eso. Luego fuimos en tren a ver al Cristo Corcovado y sus brazotes abiertos. No estuvo mal, a pesar de la neblina.
Hoy aprendimos a movernos en bondinho, un trecito muy pintoresco que une el centro de Rio con Santa Teresa por la tarifa más barata que hemos visto hasta ahora por aquí (R$0.60, aprox. US$0.25). Tomamos un ferry hacia Niteroi, donde está el museo de arte contemporáneo. Queríamos ir a Ilha grande, pero no tenemos suficiente tiempo (son 5 horas de viaje casi). Y las enormes nubes negras no nos animaban a correr el riesgo. De hecho, nos agarró la lluvia en Leblon, cuando estábamos caminando por la playa para bajar los feijão (frijoles).
Menos mal que no vinimos con ganas de tumbarnos en las playas a tomar sol!
Dos cosas:
1) Qué barbaridad con el aire acondicionado. Los micros parecen refrigeradoras de seres humanos.
2) Qué
panchos* que son los cariocas.
*finalmente, dejo salir un argentinismo. mismo pedito.
pancho es alguien tranquilo, que no tiene prisa, no se preocupa. ergo, el título, así es la vida.
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Lo dijo Scavenger Bride y le dejaron