martes, noviembre 29
deja vu
Como dije en el post anterior, Bestiario ha abierto las puertas.
El siguiente post es obra de un blogger invitado, autor de varios blogs, entre los que se destacan
Blog de Viajes y
Vida Vacía. Jorge, debería decirlo, es parcialmente responsable de mi incursión en lo que llaman
blogósfera. Sin su ayuda, Bestiario sería más bestia que rio. Y aunque sus blogs guardan otro estilo, algo alejado del de los blogs personales, él mismo tuvo la idea de sacar a pasear sus bestias y ensuciarse un poco con tinta en este Bestiario.
A continuación, palabras de Jorge.
---
Ahí está de nuevo. Ese barrilete otra vez ahí, como la vez pasada. ¿Qué vez pasada? Eso no lo recuerdo con tanta precisión. Sólo sé que ya vi esa imagen, ese barrilete pendiendo sobre los árboles. El mismo barrilete, la misma mirada hacia las mismas hojas sobre los mismos árboles. Y no me siento incómodo con esa situación. Es apenas una ráfaga: “esto ya lo vi”. Pasa por mis pensamientos y sigue de largo, mientras el barrilete se mueve apenas con el poco viento. Mi memoria vuelve sobre las cosas que siente haber visto una y otra vez: baldosas, fuentes de agua, trenes, escuelas. Incluso me asalta en esos lugares donde me encuentro por primera vez. Ahí, claro, nos atacan otras dudas. Probemos la explicación paranormal, versión del canal de cable Infinito: “en mi otra vida vi esto”. La versión escéptica: “barriletes sobre los árboles habrás visto muchos. Incluso en las películas”. La versión solidaria: “a mí también me pasa”. La versión propia: ”..........”.
Lo cierto es que buena parte de mis recuerdos de mi niñez se repiten a manera de cosas que siento haber vivido y haber hecho exactamente de la misma forma. Y esas ocasiones parecen tener poco que ver entre sí. La luz del sol formando pequeños corpúsculos blancos en mi visión. Desgajar una mandarina. Enroncharse bajo una higuera. Encontrar a alguien escuchando un partido por radio.
Ay, la etimología. Dejemos que el profesor interno salga a la luz, y diga: “deja vu viene del francés, y significa simplemente “ya visto”. Al parecer, la sensación de “haber visto algo” es normal: parece que nada menos que
el 70% de la población ha experimentado alguna vez “esa sensación de familiaridad”, de creer que ya hemos visto eso mismo con anterioridad. Y los científicos sostienen que nada de esto tiene que ver con las profecías; apenas es
un mal funcionamiento de nuestra memoria, una especie de discapacidad temporal, un lapsus en el cual nuestro cerebro nos dice “esto ya lo viste” y nos quedamos ahí, como tarados, mirando el barrilete, las hojas de los árboles, el viento. Para empeorar las cosas, el deja vu es apenas uno de esos fenómenos en donde la memoria de corto y largo plazo parecen mezclarse. Tenemos el “jamais vu”, que consiste en saber que hemos pasado por esa experiencia antes, y a pesar de eso sentirla extraña (y eso, por cierto, también me pasa). O el “presque vu”, el “casi visto”, muchas veces relacionado con aquello de “tener algo en la punta de la lengua”. O el “déja visité”, que es justamente el creer conocer de antemano un lugar que visitamos por primera vez.
Volvamos al barrilete, y a nuestra mirada. ¿Qué es lo que nos lleva a querer buscar una explicación? ¿Por qué no podemos contentarnos con apenas la sensación, sonreír y seguir caminando? No, ahí estamos, con la mirada perdida sobre las hojas de los árboles, sacudiendo las alfombras de nuestro cerebro en busca de esa explicación escondida en nuestro pasado. Pero apenas nos quedamos con lo poco que tenemos delante nuestro: el barrilete, y nuestros recuerdos.
Suscribirse a Entradas [Atom]
Lo dijo Anónimo y le dejaron