miércoles, febrero 16

Lisa

Hoy leía el post de una niña que contaba que de chica arrancaba las cabezas de sus muñecas. Luego encontré el post de otra, que decía que le daba ternura ver tanta embarazada sonriente en el lugar donde trabaja.
Y pensé en Lisa.
Cuando tenía, no sé, tal vez 5 años, vi a mi papá guardar una caja en un mueble de la sala. Esperé a que se fuera y, sigilosamente, fui a ver de qué se trataba aquel paquete. Sospechaba que era para mí. Paréntesis: los niños tienden a ser egocéntricos. Subí a una silla y abrí la puertita del mueble, saqué la bolsa que contenía la caja de cartón y la abrí. Había dos cosas: una bolsa de caramelos de anís (los odio) y una caja con una muñeca. Era linda. Y era importada. En los 80, o tenías a alguien que trajera juguetes dentro de una maleta de viaje o te contentabas con jugar con muñecas 'Basa'.
La llamé Lisa.
Tenía cara de niña. Un vestido lindo, largo, floreado, con una especie de 'delantal' rosado y un gorrito (como los que usan los amish) que hacía juego. No sonreía. Tampoco tenía esa expresión tenebrosa de las muñecas más viejas. Tenía los ojos pintados sobre la cara, no esas bolitas como canicas con párpados que se abren y cierran. Y tenía una boca pequeña, seriecita, discreta. Y era rubia. No rubio-patito-susy-díaz, sino un rubio cenizo bastante lindo. Tenía dos largos rizos que colgaban a los lados, como si fueran trenzas, que luego corté despiadadamente con unas tijeras. No sé por qué.
La quería. La odiaba.
En mis juegos, era mi hija. Le dibujé lágrimas en la cara, con lapicero azul. Y en la nuca le escribí: mamá. Recuerdo que me enojaba con ella y la tiraba por la ventana del segundo piso de mi casa, hacia la calle.
Mi hermana (14 años mayor que yo) cuando volvía a casa, de estudiar, encontraba a Lisa yaciendo sobre el jardín y la rescataba.
Una vez, ¿estaría tan enojada?, la regalé. Un día después, mi hermana me encontraba con lágrimas en los ojos y me llevaba, de la manito, a pedir que me la devolvieran.
Y me la devolvieron. Y Lisa siguió cayendo de la ventana, desnucándose, ensuciándose el vestido, perdiendo sus zapatitos blancos.

No me interesa tener hijos. No me da ternura ver una embarazada. La ropa para embarazadas es ho-rri-ble. Y cuando veo una 'panzona', yo no le veo eso que llaman 'rostro radiante', no. Veo cara de cansancio, cara de náuseas, cara de 'quiero parir de una buena vez', cara de virgen de iglesia que sufre con estoicismo, pero con amor.
Eso me intriga. El sentir tanto amor por un ser tan egoísta como un bebé. Una personita que se formó y creció en un útero. Succionando vida. Que sale al mundo en una horrorosamente sangrienta escena. Dios, si es cierto que existes y esto fue tu idea, qué sadico que eres. Que, por tener los ojos de papá y la sonrisa de mamá, se cree con derecho a exigirlo todo. Y le dan todo. Y con cuánto amor.
Y es que, más allá de cuestiones de adn, los bebés son hermosos. Y yo pienso que es otro de los trucos de la naturaleza el hacer que los bebés y los cachorros, en general, sean tan lindos. Truco como el de hacer que el sexo sea rico. Entonces, se me viene a la mente una línea de mi novela favorita (El Pozo, de Onetti):

(...)Las gentes del patio me resultaron más repugnantes que nunca. (...) El chico andaba en cuatro patas, con las manos y el hocico embarrados. No tenía más que una camisa remangada y, mirándole el trasero, me dio por pensar en cómo había gente, toda en realidad, capaz de sentir ternura por eso (...)

Las mujeres-con-hijos que he conocido han coincidido en dos cosas: en que el embarazo es una etapa asquerosa y en que, luego de parir, se mueren de amor por sus hijos.
Yo no soporto a los niños más de unos minutos. Me aburren y yo a ellos. Mi hermana tiene una hija que ahora tiene 5 años. Mi hermano tiene una nena de 4 años. Las amo. Pero desde que tuve que cuidarlas por unos días, hace un par de años, el instinto maternal (que tenía entonces) se me fue a la mierda. Y con pasaje de ida. Parece.

Tick, tack, tick tack.
Si en 5 años no resucitó el instinto, no sé qué vamos a hacer.
Yo no me arrepiento de las cosas que hice, mas sí me arrepiento de lo que no hice. Y me da por construir ucronías.
Ay, Lisa. ¿dónde estás, niñita?

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Lo dijo Scavenger Bride y le dejaron 8 Comentario(s)

Comentarios:
muy buen post, siempre he dicho que el sexo y todo lo que eso desencadena no es mas, que una trampa para perpetuar la especie, muy buen blog el tuyo
 
es cierto, todo es un truco. yo estoy conciente de eso, sin embargo vivo ahogando mi instinto maternal para que no me joda y las embarazadas siempre me parecerán tiernas. :)
 
a veces la mayor parte de los instintos se ahogan en la infancia.
 
Acaba con tus pesadillas y despierta de una vez por todas para q puedas ver el mundo de otra manera...Ten más paciencia q buen humor...
 
Siguiendo tu lógica, tus mamá te debió de abortar, para seguirse viendo linda, y no tener que soportar a una niña antpática.
 
Flavio,
El texto anterior solo expone mi posición frente al tema de la maternidad. De ninguna manera pretende ser un discurso normativo ('lo que debe ser'), mucho menos busca promover el aborto.
Si te interesa averiguar mi posición acerca del tema del aborto, puedes encontrarla aquí: http://whydoyoucomehere.blogspot.com/2004/12/borndiep.htmlsaludos.
 
Post selewccionado para la seccion recomendados de BlogsPeru ... pero ya lo sabes, jajajaj
 
Una fresita
Luego una uvita
Una barbie yanbal de basa
(no me habia dado cuenta que los juguetes eran de basa).

Fresita era de tela. Nunca fue mi hija. Como iba a dar a luz a una fresita? Fresita me acompaño al hospital cuando me desdoble y me vi pasar delante mio -para luego desmayarme. Su pelo era de lana rosada y tenia una gorra rosada, botines rosados y pantis de rayas. Ahora que lo pienso, bien glam era fresita.

Que sera de ella? Existira aun? Como materia digo.

Yo tampoco quiero tener hijos.
 
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