miércoles, septiembre 14
batteries not included
Ayer desbloqueé a mi mejor amiga del mensajero instantáneo.
Se puso contenta, me dijo algo así como ¡a los años! y yo sí, pues.
No quise decirle que estoy online algo así como 24-7.
Hubiera tenido que inventarle alguna mentira poco creíble como es que ahora uso el google talk -y mis habilidades para mentir dan lástima- o, peor, intentar decirle la verdad, que no tengo ganas de hablar con nadie.
Ambas opciones me provocan una tremenda pereza.
Sobre todo porque la segunda no sé si es otra mentira o qué.
Extraño a mis amigos. Sobre todo a mis amigas. A ella más que a nadie.
Hubo una vez en que estábamos todos en el mismo espacio geográfico, charlando, riendo, o compartiendo silencios agradables. Y no es que quiera volver atrás en el tiempo. Menos, que quiera anclarme a las mismas personas que conocí hace 15 ó 10 años. Pero extraño esa intimidad. Extraño poder sonreir cómoda, sin tener que aferrarme -nerviosa- al cigarrillo como hacía en mis clases de la maestría, hace unos meses.
Por cierto, hace poco me enteré de que reprobé un curso de la maestría: spss. Eso significa que por los siguientes tres meses tendré que volver a encarar el salón lleno de gente.
Oh.
No entiendo por qué tengo a todos mis contactos bloqueados en el mensajero instantáneo.
Me molesta saber que hago algo sin saber bien por qué. Yo necesito saberlo.
El otro día leí en algún periódico online que los mensajeros eran un nuevo vehículo de relaciones virtuales, en los que se desarrollaban amistades comunes, incluyendo peleas, y que la opción de bloqueo estaba para eso, para marcar el enojo, una suerte de 'no quiero seguir hablando contigo', como tirarle el teléfono a alguien en plena discusión telefónica. Me dio un poquito de risa.
Yo no me peleé con nadie. Mas bien, siento que el bloqueo es algo así como la genial pintura invisible que el científico loco creaba en algún capítulo del Chapulín Colorado. Algo que me permite andar de fantasmita virtual por la Red.
-UuuuU-
No sé. A veces siento que interactuar con alguien es interpretar un juego de rol. Y me cansa.
Me cansa parecer 'divertida' y 'graciosa' (eso dicen de mí). Sobre todo, me cansa porque cuando hablo con alguien, usando las cuerdas vocales o usando el teclado -me da casi igual-, es como si me pusiera en piloto automático: las tonterías brotan una tras de la otra, imparables como una catarata. Y después me quedo yo con esa sensación de despertar de un trance.
Cansa, pues. Aun cuando no es del todo una actuación. Esa sí soy yo. Soy yo versión light.
Y quisiera ser como el niño aquel, como el hombre aquel que es feliz
y quisiera dar lo que hay en mí, todo a cambio de una amistad
(...)
y cantar
y reir
y sentir solo amor
(de la canción Soy rebelde)
(sí, ya sé...)
(tenía que reirme un rato)
p.s. hoy vacié el radioblog. me provocó. ya se llenará de nuevo, de a poquitos. mientras, le he
puesto una canción de Black box recorder, Child psychology.
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Lo dijo Scavenger Bride y le dejaron