jueves, enero 4
vacas 2007
¿4 de enero ya?
De los cohetes y fuegos artificiales solo queda un breve olor a pólvora en el aire y después nada parece recordarme que hemos mudado de año.
Los años nuevos tendrían que venir con un indicador de novedad más persistente que un torpe calendario planchadito.
Ayer, después de sacar la grasa pegada a la ventana de mi cocina (qué asco), me puse a hacer listas, muchas listas.
Dentro de unos días me toca empacar la maleta azul. Tal vez ese sea el indicador de año nuevo más fuerte que tengo, el armado de la maleta de vacaciones.
Una de mis listas es de las cosas que no tengo que olvidarme de llevar. Otra, el de las cosas que no tengo que olvidarme de traer. Otra, de los lugares que no quiero olvidar visitar. Otra, de comidas que no quiero olvidar comer (ya, como si eso fuera posible).
La única lista que no es del grupo 'cosas que no quiero olvidarme de...', es la lista de comidas que voy a hacer acá
en casa con todo lo que tengo en la refri hasta que nos vayamos.
Sí, bien traumadita estoy con eso de que no me quiero olvidar de nada. Si hasta tengo un sueño respecto a ese tema: es el tiempo presente y de pronto me doy cuenta que había un curso de la universidad (hace poco soñé que era un curso ¡del colegio!) que había olvidado llevar y que tenía que cursar o que tenía que rendir el examen final.
Y luego están mis padres que se esfuerzan, cada uno por su lado, en recordarme que soy 'joven', con sus frases tipo
'ay, hijita, tú que tienes buena memoria...'Cada día me convenzo más que los que menos me conocen son los que más me quieren. Pensar que alguna vez le increpé esta incoherencia a alguien por ahí.
Me fui por las ramas. Qué raro.
Yo vine a hablar de mis vaquitas.
Pues las listas dicen que no me vaya a olvidar de comer 'frijol colado' y de traer mis papers de la universidad; y es que me voy a casa de mis padres, en Lima, por un par de meses.
Tenía ganas de ir al fin del mundo, a Tierra del Fuego, pero me ha dado mamitis y en lugar de ir al sur, he mirado al norte, que también es un poco ir al fin del mundo.
Esta vez vamos volando. Pero como a mi compañerito le encantan los viajes por rutas malditas, de hermosos paisajes, sí, pero a bordo de vehículos lo más destartalados posible que se arrastran por estrechísimas trochas al borde de altos precipicios en el medio de la nada, pues iremos desde Lima a un lugar con difícil acceso: Chachapoyas.
Haciendo un poquito de research, encontré que por ahora no hay vuelos directos, y se puede volar a Chiclayo, Cajamarca o Tarapoto y continuar la ruta en bus. Leí por ahí que el aeropuerto de Chachapoyas (y varios otros más) ha sido concesionado hace poco, lo que me hace creer que entrará en funcionamiento en algún momento, pero ni idea de cuándo.
Mi idea era ir directo a Chachapoyas, como punto de partida para llegar a Kuélap, Karajía y las cataratas de Gocta. Hay que caminar bastante. Por ejemplo, para ir a lo de Gocta creo que son casi 3 horas de caminata. Y no sé si yo pueda con eso.
Luego, quería aprovechar la cercanía geográfica de Cajamarca para ir a ver lo del carnaval. Pero la única forma de ir es por una ruta (Chachapoyas-Leymebamba-Celendín-Cajamarca) casi suicida, sobre todo considerando que es temporada de lluvias. Así que tampoco sé...
Me da un poco de miedo, no solo por el tema de las rutas, las lluvias y los huaycos, sino también por los asaltos en la ruta, la reaparición de sendero (están mucho más al sur, pero igual me asusta), enfermedades tropicales, etc. Una suerte de lista de cosas que pueden salir mal.
Me olvidaba, tengo que anotar: no olvidar el nervocalm.
Ya vuelvo.
Etiquetas: amazonas, Gocta, hotel, kuelap, peru, vacaciones, vuelos
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