jueves, abril 21
windows 2005
entonces, me acuesto en la cama y apago las luces.Yo duermo del lado derecho de la cama, que es el lado de la ventana.Cuando estaba en la universidad, solía sentarme del lado derecho del salón y donde hubiera una ventana.entonces, salía volando por la ventana y me perdía entre los árboles, cantaba con los pajaritos, los ayudaba a construir nidos y, cuando no había más que hacer, volvía al salón de clases.Me voy a dormir y, cuando él no está mirando, me levanto despacito y me escapo por la ventana.entonces, voy volando entre las ventanas y escucho a los vecinos cantar el cumpleaños feliz, escucho llantos de un bebé, escucho a un par de viejos discutir, escucho ruido de sábanas y gemidos y escucho el sonido que hacen los platos y cubiertos al chocar, cuando son lavados.Escucho y escucho hasta adormecerme y caer.entonces, duermo y sigo volando entre ventanas.Duermo durante días.Mis uñas crecen, mi pelo crece y se me ven ya las raíces canas.Desperté hoy -ojalá- y he ido a la cocina a prepararme un té.Parada al lado del fuego de la cocina, esperando el silbido de la tetera que me avisara que el agua para mi té estaba lista, me perdí mirando por la pequeña ventana que está justo arriba de la cocina. Es una ventana muy fea. Tiene un marco de metal y los vidrios están sucios de grasa. Uno de ellos tiene una rajadura. Imagino que alguno de mis vecinos de los pisos superiores tiró algo que aterrizó sobre la pobre ventanita. Es que la muy boba se abre hacia afuera como si fuera un pequeño toldo.Me gustan las ventanas que se abren de par en par y prefiero los marcos de madera.No sé por qué razón, pero en Buenos Aires, la mayoría de ventanas que he visto son tipo corredizas, se superponen paralelas, o sea. Y eso me disgusta. Mi té.La tetera silba y silba y yo estoy mirando a la vecina de enfrente a través de un vidrio casi opaco. Veo formas fuera de foco, difusas, como cuando perdí a lunita celeste en el Personal Fest 2004.La vecina está en su cocina y es posible que también se esté preparando un té.Un piso más arriba, un muchacho con el torso desnudo revolotea por su propia cocina. Me parece que ha abierto la puerta del refrigerador y está buscando algo qué comer.Apago mi tetera que ahora chilla y preparo té.Me doy cuenta de que no saqué el limón y me molesta pensar que tal vez no quede limón alguno en el cajón de verduras de mi refrigerador.Y no había. Pero encontré un limoncito en la parte superior de la puerta, solito, como perdido.¡Me dio una alegría!Saqué el huevito de metal lleno de hierba de té que estaba sumergido en el agua hirviendo de mi taza y por poco lo tiro a la basura, en un descuido. Pienso ahora que el misterio de la desaparición de las cucharitas de té puede tener un origen similar.entonces, me senté con mi tacita de té frente a la ventana de la salita.Saqué la cabeza por la ventana y, mirando hacia arriba, noté que la mayoría de ventanas tienen las persianas de madera bajas, como pesados párpados cerrados y tristes.
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Lo dijo Scavenger Bride y le dejaron